En la vida siempre buscamos mejorar nuestros hábitos, ya sea por el bien de la salud, la estética o el crecimiento en alguna área de nuestra vida. Quizás desde el 2020 comenzaste a mejorar tus hábitos alimenticios y de ejercicio, quizás hayas estado dispuesto a tener una mejor rutina de sueño, a estudiar más y a leer más, entre otros.
No sabemos cuando la nueva pandemia vendrá o si por algún designio de alguna variante nueva regresaremos a estar en casa, es por ello que leer esto puede serte de utilidad.
Como cristiano, tal vez tu cambio de hábito pueda estar relacionado con tu vida espiritual y tu relación con Dios. Es posible que desde el año pasado has estado dispuesto a mejorar tus hábitos relacionados con disciplinas espirituales como la oración, el ayuno, la lectura de la Biblia, entre otras. Ya cumplimos un poco más de un año en cuarentena, quizás algunos países con más libertades que otros, con algunas mejoras o a veces volver atrás y tantos otros factores; probablemente esas propuestas que te hiciste solo duraron algunos meses y en este punto ya no estás dispuesto a cambiar tus hábitos, quizás porque te encuentras desanimado o con otro tipo de dificultades.
En este texto queremos hablarte un poco de cómo puedes aprovechar estos días donde toca estar más en casa por el contexto del coronavirus (COVID-19), para desarrollar un nuevo hábito espiritual en tu rutina.
En primer lugar, lo que no podemos olvidar en este momento es que Dios mantiene el control, a pesar de vivir un momento de crisis, no debemos olvidar que Dios es soberano y que debemos seguir glorificándolo en todo momento.
“Así que, ya sea que coman, beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”. 1 Corintios 10:31
Por lo tanto, traemos 3 consejos sobre cómo puedes usar el período de cuarentena para desarrollar un nuevo hábito espiritual o reanudar uno que se detuvo por alguna razón.
- Ser disciplinado
Insertar algo nuevo en nuestra rutina puede ser un desafío, ¡pero uno muy gratificante!
Los hábitos nacen de la costumbre de realizar una determinada acción durante mucho tiempo, hasta el punto que la acción se hace parte natural de nuestra rutina. Por ejemplo, es natural que todos los días comamos, nos bañemos, nos lavemos los dientes, entre muchas otras acciones. Estos son hábitos que son casi mecánicos, no pensamos cuando lo hacemos, simplemente lo hacemos.
Al principio, puedes pensar, ¿necesito ser disciplinado para tener una nueva costumbre? La respuesta es ¡sí! Para que no caigamos en el ciclo eterno de comenzar algo y detenernos dos o tres días después y comenzar de nuevo, debemos ser disciplinados. Por lo tanto, tómate un tiempo de la semana para organizar tus horarios, incluso en cuarentena, y planifica a qué hora de tus días comenzarás a practicar tu nuevo hábito. Con el tiempo, cuando lleguen nuevas citas y tareas, recordarás naturalmente tu nuevo hábito y establecerás un tiempo para ello.
- ¡Ejercita tu fe!
Es importante que tengas disciplina, porque al principio no será natural, y es entonces cuando podrás ejercitar tu fe. Por nuestra propia fuerza, somos incapaces de lograr nada. Solo en Dios podemos encontrar la fuerza para seguir caminando. Por eso es muy importante que ejercitemos nuestra fe. No podemos caer en el pensamiento de creer que somos autosuficientes y que podemos sufrir transformaciones por nuestra propia cuenta.
Por simple que sea tu nuevo hábito espiritual, recuerda que lo más importante es caminar con Dios; así que lleva tus anhelos y tus dificultades con tu nuevo hábito a Dios, deja que Él sea tu principal motivador.
Después de todo, si queremos insertar un nuevo hábito espiritual en nuestras vidas, no es para nosotros mismos, sino para glorificar a Dios.
- Un paso a la vez
Nuestra tendencia natural es querer abrazar el mundo y comenzar muchas cosas nuevas al mismo tiempo. Concéntrate en un cambio a la vez. Las disciplinas espirituales no fueron creadas para ser una carga en nuestras vidas, fueron creadas para que podamos deleitarnos en la Palabra de Dios, para que podamos entender profundamente lo que Dios nos ha llamado a hacer.
Por eso, es muy importante que seamos responsables con nuestro nuevo hábito espiritual y, sobre todo, fieles a Dios. Todo lo que tenemos y lo que somos no nos pertenece, es de Dios. Necesitamos ser mayordomos fieles y tener un uso teocéntrico de nuestro tiempo, ¡Porque Dios se alegra con la mayordomía realizada con disciplina!
Artículo traducido de Missionarios Digitais de Cru Brasil y actualizado por Rebeca Colina
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