Tomo el celular y veo en mis notificaciones el reporte de mi tiempo en pantalla: promedio entre 7 y 8 horas por día durante la semana. Una sensación casi inmediata que he llegado a experimentar es frustración, pero su amigo el arrepentimiento tampoco se ha demorado en llegar. Esa combinación viene a mí porque sé que mi tiempo frente a la Biblia a veces ni siquiera alcanza la mitad de ese tiempo diario.
Y sí, muchas veces me escudo diciendo:
“Es que también trabajo desde el celular, no siempre estoy perdiendo el tiempo”.
“Trabajo con redes sociales y no siempre estoy en ese scroll infinito, a veces estoy buscando ideas para contenido”.
La realidad es que a veces solo estoy tratando de justificarme, porque no quiero aceptar que mi corazón ha dejado de priorizar lo eterno.
La verdad es que, en la mayor parte del tiempo que paso en mi teléfono —especialmente en redes sociales— estoy más expuesta a caer en un ciclo de comparación, ansiedad, o incluso episodios de depresión.
Por el contrario, mi vida sería muy distinta si dedicara al menos dos horas al día para estar en la presencia de Dios y expuesta a Su Palabra. Ni siquiera estoy hablando de igualar el tiempo en pantalla, que sería unas 3.5 a 4 horas al día… ¡aunque sería más que ideal!
Así que, ¿qué puedo hacer para cambiar esto?
Aquí hay cuatro ideas prácticas para redirigir el uso del celular hacia hábitos que te acerquen a Dios:
1. Usa tu celular para escuchar la Palabra de Dios
La Biblia en audio es una de las herramientas más poderosas que puedes tener al alcance de tu mano. Ya sea mientras te arreglas por la mañana, cocinas o caminas, escuchar la Palabra transforma tu mente (Romanos 12:2) y te ayuda a mantenerte enfocado en lo eterno.
App recomendada: YouVersion (Biblia en audio, planes devocionales y recordatorios diarios).
2. Crea un espacio digital para la oración
YouVersión también tiene esta opción o simplemente el bloc de notas para escribir tus peticiones, agradecimientos y oraciones por otros. También puedes configurar recordatorios diarios para orar, como si fueran citas con Dios. Un día que salí de casa, me di cuenta que dejé mi cuaderno de oraciones y pensé en usar lo que tenía a la mano. Me gusta escribirlas y ese día, abrí mis notas y activé el dictado por audio, fue una experiencia especial, por unos segundos sentí como si estaba mandando una nota de voz a Dios.
En lugar de comenzar el día revisando redes sociales, comienza con una conversación con el Padre.
“Orad sin cesar.” —1 Tesalonicenses 5:17
3. Llena tus redes sociales de contenido que edifica, (fe y redes).
Sigue cuentas cristianas que compartan versículos, enseñanzas, adoración y testimonios. Cuando tus redes se convierten en un espacio que nutre tu fe, el tiempo en pantalla ya no es tiempo perdido. Empieza a reemplazar el entretenimiento vacío por inspiración eterna.
Sugerencia: Haz una limpieza digital de cuentas que te llevan a compararte o sentirte menos. Por supuesto que puedes seguir la cuenta de Misioneros Digitales en instagram y la cuenta de Cru México.
4. Usa el modo «No molestar» y establece tiempos especiales.
Escoge al menos un momento del día (por ejemplo, tu primer hora al despertar o la última antes de dormir) y pon tu celular en “modo avión” o “no molestar”. En ese tiempo, decide estar completamente presente con Dios. Lee la Biblia, medita, escribe, ora, adora. Hazlo un hábito y protégelo como algo sagrado. Personalmente, inicié entusiasmada a hacerlo por las noches para recordar las bondades de Dios y los desafíos que tuve durante el día y que quería entregarle, pero, hay muchos factores que lo pueden hacer desafiante e incluso correr el riesgo de no hacerlo porque, estoy muy cansada, estoy enojada, estoy frustrada, tengo falta de fe, ya es tarde, tengo que despertarme temprano mañana, etc. Asi que estoy pensando en cambiarlo a la mañana o durante un momento en el día. Hasta hoy he podido sobrepasar todos los dias esos desafíos pero me estoy cansando de no dar de lo mejor que tengo a ese tiempo tan especial.
“Mas tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto…” —Mateo 6:6
El celular no es el enemigo, pero sí puede convertirse en un obstáculo si no lo usamos con propósito. Imagina lo que Dios puede hacer en ti y a través de ti si rediriges parte de ese tiempo hacia Él. No se trata de sentir culpa, sino de responder al llamado con humildad y obediencia.
Empieza poco a poco. Un cambio pequeño cada día puede impactar tu calidad de vida de maneras inimaginables.
¿Cuál de estas ideas vas a poner en práctica hoy?
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