Una buena historia es una de las mejores maneras de hacer frente a las barreras emocionales que algunas personas pueden tener ante la fe. Permite a una persona mirar las cosas a través de los ojos de los demás, ver las cosas desde su perspectiva. Indigitous pidió recientemente a la escritora y abogada Anna Rapa que compartiera sus ideas sobre cómo compartir tu fe a través de una historia.
La historia es una de las maneras de hablar a aquellos que tienen una barrera emocional para la fe. Tal vez les cueste entender cómo Dios puede permitir el sufrimiento, o aceptar el Evangelio, sabiendo que eso significa que sus familiares no creyentes no se salvan. Un argumento lógico probablemente no será eficaz con estas personas, pero una buena historia puede serlo.
Compartiendo tu historia
Si alguien comparte una de sus luchas, puedes utilizar una de estas pistas para contar tu propia historia:
¿Puedo contarte cómo…
… Dios salió a mi encuentro cuando me ocurrió eso?
… resolví esa pregunta?
… manejé esa situación difícil?
“Para hacer esto bien, tengo que conocer mi propia historia… y cómo Dios se ha cruzado en mi vida”, dice Anna.
Si no sabes cuál es esa historia, ahora es el momento de pensar en ella, orar y escribirla. Escribir tu historia de fe puede ayudarte a memorizarla y a estar mejor preparado para compartirla con los demás. Herramientas como la aplicación yesHEis (Apple/Android) pueden ayudarte a averiguar cuál es tu historia.
Por ejemplo, cuando hablaba con alguien que no entendía por qué Dios permitía el sufrimiento, Anna no respondió con una respuesta lógica. En su lugar, contó la historia de cuando ella se enfrentó a la misma pregunta mientras trabajaba como voluntaria en un campamento para niños del centro urbano, muchos de los cuales estaban destrozados por los traumas y la pobreza. Contando la historia, pudo hacer saber a la persona que Anna comprendía su lucha, ayudarla a ver las cosas desde la perspectiva de Anna y estar más abierta a escuchar lo que Anna tenía que decir.
Compartiendo la historia de Dios
Hay varias maneras de contar la historia del Evangelio, incluidas varias presentaciones del Evangelio en la aplicación GodTools.
Para Anna, a menudo es más fácil contar una historia mucho más pequeña que todo el Evangelio. “No es muy frecuente que me pidan que cuente toda la historia de las Escrituras”, dice Anna. En lugar de eso, suele tomar una historia sencilla y relevante de la Biblia que se aplique a la situación. Para estar preparado, es bueno tener una lista mental -o física- de las distintas historias bíblicas y sus temas. Si no sabes por dónde empezar, Anna recomienda utilizar un libro de historias bíblicas para niños como guía. También puedes utilizar la aplicación Jesus Film para encontrar un buen cortometraje o fragmento de película.
Si alguien está luchando con cómo tener fe cuando hay tanto sufrimiento, por ejemplo, podrías hablar de la historia de María y Marta. Ambas se acercaron a Jesús y le dijeron: “Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto” (Juan 11:21). “Lo que sé por esa historia es que Dios no es impasible ante mi dolor. Cuando experimento algo que es muy duro para mí, Jesús está justo ahí conmigo, y experimenta ese dolor conmigo”, dice Anna.
Jesús utilizó a menudo historias para comunicar verdades bíblicas complejas a sus seguidores. La misma táctica puede servirte a ti cuando hables con aquellos que quieres que conozcan a Cristo.
Nota del editor: Esta es la quinta y última parte de una serie sobre evangelismo personal con Anna Rapa. Las tres primeras partes se encuentran aquí:
Cómo presentar a Jesús a la gente (y cómo no hacerlo)
Orar para que Dios bendiga a otros
Tres barreras ante la fe
Tres aspectos de un buen mensaje de fe
Pasos de acción
Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido. (Habacuc 2:2)
- Ve el video adjunto.
- Escribe tu historia.
- Busca algunas historias bíblicas que te gusten y quieras compartir.
- La próxima vez que surja la oportunidad, utiliza una de esas historias para iniciar una conversación sobre la fe.
