¿Está Dios de acuerdo con el concepto de “Social”?

¿Una cucharada de azúcar o dos? ¿Con o sin leche? ¿Pan dulce o galletas saladas? ¿Cuánto tiempo se necesita para conocer a una persona, saber sus gustos, predecir sus reacciones y descifrar miradas? Un estudio de la Universidad de Kansas reveló que toma de 80 a 100 horas junto a una persona para que haya una posibilidad mayor al 50% de que ésta pase de ser amigo casual a un amigo de verdad. Es decir, si pasas 90 horas con alguien, es igual de probable que llegue a ser tu amigo de verdad como que tires una moneda y que caiga cara. 

Dios nos diseñó como seres sociales, estamos ligados a la sociedad desde nuestro nacimiento. ¿Por qué lo hizo así? La Biblia nos dice en Génesis, cómo Dios creó al hombre a Su imagen. “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” – (Génesis 1:26a)

Dios, el originador de toda existencia, es un ser social. Al crearnos, nos diseñó semejantes o parecidos a Él. Un poco más adelante, en Génesis 2, Dios declara: “No es bueno que el hombre esté solo” – (Génesis 2:18)

Un versículo después podemos ver que Adán se da cuenta que no existe una criatura equivalente o correspondiente a él: “mas para Adán no se encontró una ayuda que fuera idónea para él” Génesis 2:20. Adán está en una relación perfecta con Dios, no le hace falta nada más, a pesar de ello, Dios decide bendecirlo con Eva: “Y de la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la trajo al hombre” (Génesis 2:22). 

Piensa por un momento: Dios trasciende el tiempo, es omnipresente y omnisciente, es decir, conoce todo a detalle, no hay nada que se le escape de las manos. Él sabía que esta pareja pecaría, en su omnisciencia sabía que Eva escucharía a la serpiente, y que ambos comerían del árbol; a pesar de ello expresa: “No es bueno que el hombre esté solo, le haré una ayuda idónea”. 

¡Un momento!, ¿por qué estamos tan seguros que Dios es un ser social? Sabemos que Dios es autosuficiente, según Hechos 17: 24-25 o en Salmo 50:12, Dios no necesita de los humanos, o de lo que puedan ofrecerle. Dios es un ser social porque desde la eternidad pasada, cuando aún no existía el mundo físico ni los seres espirituales, Él ya existía en armonía perfecta consigo mismo Padre, Hijo y Espíritu Santo (y estos tres concuerdan). 

Jesús, la segunda persona de la trinidad, hablando a Dios Padre, ora:

“…porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.” –Juan 17:25

“…antes de la creación, Dios no estaba solo, sino que estaba en una perfecta relación de amor junto a su Hijo. Pensar lo contrario es contradecir la naturaleza autosuficiente de Dios. Mejor dicho, pensar que Dios crea o hace las cosas porque le falta algo, es declarar que Dios tiene necesidades. Y eso no es bíblico, porque un Dios que tiene necesidad, no puede ser Dios.” –Gerson Morey, 2014

¿Entonces por qué crear seres sociales imperfectos (pecadores) que necesitan compañía a pesar de ser un Dios autosuficiente?

La Biblia, fuente de toda sabiduría, responde con una sencilla razón en Efesios 1: 4b-6 “En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de Su voluntad, para alabanza de la gloria de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado”

¡Dios nos creó para alabarle! Es más, no solo nos concede alabarle, sino que se regocija en Su Pueblo (plural, una comunidad): “…y como se regocija el esposo por la esposa, tu Dios se regocijará por ti (Israel)” – (Isaías 62:5b)

Si Dios, el único ser autosuficiente en el universo, toma placer en que le alabemos y glorifiquemos (Isaías 43:5-7), no nos queda más que darnos cuenta que ¡realmente es un gran privilegio ser de Su Pueblo!

Más allá de que traemos gloria a Dios al ser seres sociales, Él ha escogido para sí, en Su soberanía, a Su Pueblo con el fin de que le conozcamos. Su principal objetivo al crearnos como seres sociales es disfrutar de Su presencia. El Cielo es Cielo porque disfrutaremos de Dios, le conoceremos por la eternidad. Si a un humano lo empiezas a conocer en 90 horas, necesitas toda una eternidad para conocer al Dios infinito (Romanos 11:34-36). Él no quiere retardar el proceso, desea que le conozcas mientras caminas por esta tierra (Efesios 1:17), desea que disfrutes de Su compañía (Oseas 2:16).

¿Conoces a Dios? ¿Anhelas conocerle tanto como Él lo merece?
¿De qué manera afecta tu vida diaria el conocimiento del Dios tres veces Santo?

Escrito por Grace Díaz, MIsionera por pasión, Ingeniera Química de profesión y voluntaria de Cru El Salvador con Estrategias Digitales.

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